Mirar
El comportamiento de los colores es maravilloso. A veces son solo pequeñas intervenciones en un material las que hacen que una forma de color brille de manera irresistible. Maria van Elk me mostró una serie de Formas geométricas plegables de 1986. Eran hojas blancas de papel flexible, aprox. de unos 45 centímetros cuadrados. María dobló ese papel varias veces. Esto podría hacerse con la mano sobre una mesa, directamente sin mirarlo, por así decirlo. El plegado se realizó con cuidado. El papel era delicado. Comenzó a surgir un diseño delicado, un patrón simétrico de líneas de plegado refinado como los pliegues de un abanico y tan ligero como una pluma. Pero también teniendo en cuenta que en los intervalos angulares entre las líneas de plegado afiladas se ve que el papel se abulta ligeramente. La superficie se vuelve irregular. Los cuadrados que surgieron fueron imprevistos: primero se cerró una hoja de papel, luego se volvió a desdoblar. Así surgió un hexágono entre líneas de plegado de forma compacta y misteriosa, al que el artista ha dado un color rojo inusual. El resplandor de ese rojo brillante es el resultado del diseño nítido: el pliegue afilado de los bordes doblados también hace que el rojo sea más nítido al mismo tiempo. Está hecho con pastel al óleo, cuya superficie es quebradiza. Ese rojo arenoso parece encajar perfectamente dentro del borde audaz que lo resume. Existe una relación especial entre la forma y el color en estas hermosas formas plegables. Por ejemplo, un triángulo ancho es una forma con más espacio que un hexágono estrecho. El rojo es denso y brilla como un diamante. El verde es un color más espacioso. Estoy pensando en el césped. Una forma de diamante verticalmente es majestuosa. El azul cobalto encaja como un color oscuro y lento. Mirar los colores de esta manera, soñadora y seria a la vez, entrega y libera nuestra percepción. Eso es porque en cuanto al sonido, los secretos del color son inconmensurables.
Rudi Fuchs en el periódico De Groene Amsterdammer 17 de diciembre 2020 |